El índice de personas con autismo en los diferentes países del mundo es bastante alto. Y también es elevada la falta de comprensión por parte de los ciudadanos, familias, sociedad e instituciones, que trae grandes consecuencias para el individuo que padece este trastorno generalizado del desarrollo.
Todavía en la actualidad, a la sociedad en general nos falta mucho que aprender sobre los trastornos del espectro autista (TEA), sus causas, tratamiento y cómo afecta a la persona y a todos los que la rodean. Uno de los principales obstáculos que ha impedido el avance para su diagnóstico y forma de actuar ha sido la discriminación y estigmatización.
A continuación, te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre el autismo.
¿Qué es el autismo?
El trastorno del espectro autista (TEA) es un padecimiento que afecta aproximadamente a 1 de cada 100 menores, según la ONU. Se trata de un grupo de afecciones diferentes y están relacionadas con el desarrollo del cerebro. Afecta principalmente a la manera en la que un individuo percibe y socializa con otras personas, generando problemas en la comunicación e interacción social.
La palabra «espectro» se refiere al amplio abanico de afecciones y síntomas que tiene este padecimiento y su gravedad. Estudios han demostrado que tiene más incidencia en niños que en niñas, es un trastorno neurobiológico que durará a lo largo de toda su existencia.
Las causas del autismo están todavía por dilucidar, pero sí está claro que se nace con autismo. Conozcamos algunas de las causas que han sido estudiadas por expertos en el área:
- El niño presenta deficiencias y anormalidades cognitivas, puede existir una base neurológica.
- En los procesos bioquímicos básicos se ha analizado un exceso de secreción de serotonina en las plaquetas de los pacientes con autismo.
- Algunas enfermedades, como la rubeola en la madre durante el embarazo, esclerosis tuberculosa, encefalitis, síndrome de X frágil o Fenilcetonuria.
- Se han realizado estudios sobre toxinas ambientales, como pesticidas y metales pesados como el mercurio, en el caso de las personas más sensibles a ese tipo de toxinas.
En el año 2013, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) publicó una versión actualizada del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, el DSM-5, la cual introdujo importantes cambios, como la eliminación de los diferentes subtipos de Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD).
En el nuevo DSM-5, el trastorno autista,el síndrome de Asperger y el Trastorno generalizado del desarrollo no especificado, pasan a llamarse Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), con el objetivo de facilitar su diagnóstico.
Con este cambio se quiso enfatizar la dimensionalidad del trastorno en las diferentes áreas que se ven afectadas las personas, además resolver los problemas que se presentaban para establecer límites precisos entre los subgrupos que existían anteriormente.
Por otro lado, el trastorno desintegrativo infantil o síndrome de Heller y el Síndrome de Rett, no forman ya parte del DSM-5, esto se debe a que el primero tiene una base genética, y el segundo ha tenido problemas de validación.
Síntomas del autismo
Algunos niños con TEA pueden comenzar a presentar síntomas en la primera infancia, como menor contacto visual, no responder cuando los llaman por su nombre y mostrarse indiferentes ante sus padres o las personas encargadas de su cuidado.
Otros menores con autismo pueden manifestar señales más tarde y desarrollarse normalmente en sus primeros años de vida. De repente se convierten en personas introvertidas o agresivas y van perdiendo habilidades del lenguaje que ya habían adquirido.
Algunos niños con autismo tienen problemas de aprendizaje, mientras que otros pueden tener signos de inteligencia inferior, normal o alta. En conclusión, cada menor presenta una combinación única de síntomas.
Por su lado, los criterios de diagnóstico del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) también fueron modificados en el nuevo DSM-5, con el objetivo de conseguir un dictamen más específico.
Entre los cambios podemos mencionar los siguientes:
- Las áreas centradas en las alteraciones en la interacción social recíproca y la comunicación y el lenguaje, se fusionaron en una sola categoría.
- Se reorganizaron las áreas de alteración que recogen los síntomas concretos.
- En la recopilación restringida de conductas e intereses, se enfatiza la inclusión de las alteraciones sensoriales como áreas de alteración.
- El documento también señala que para que una persona sea diagnosticada con TEA, debe tener alteraciones en las tres áreas dentro de los déficits en la interacción y comunicación social, como lo son: reciprocidad socio-emocional, comunicación no verbal y desarrollo, mantenimiento y comprensión de relaciones.
- El nuevo DSM-5 también argumenta que para que una persona sea diagnosticada con TEA, debe tener dos de las cuatro áreas alteradas en la recopilación restringida de conductas e intereses, como por ejemplo conductas repetitivas, insistencia en la invarianza, intereses restringidos o alteraciones sensoriales.
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